miércoles, 30 de abril de 2014

Irán, es la economía

Las perspectivas de crecimiento económico a largo plazo en Irán mejoran favorecidas por el acuerdo interino sobre la disputa nuclear con las potencias mundiales o los llamados 5+1, firmado el pasado noviembre. Un acuerdo que ha aliviado las sanciones sobre la importación, y que ha permitido a Irán recibir una remesa de 4.200 millones de dólares de sus fondos congelados.

El acuerdo no significa un cambio inminente. Se necesitarán tiempo de negociaciones y años para recuperarse de los daños que causaron las sanciones. Para ello, los inversores están en la línea de salida esperando invertir. Las empresas energéticas empiezan a negociar inversiones y nuevos contratos petroleros para la extracción de crudo o gas.,

El crecimiento este año será de entre el 1 y el 2%, pero los riesgos son altos para una economía en un entorno de bajo crecimiento y alta inflación. Las autoridades deben emprender reformas de amplio alcance para lograr la estabilidad, sentar las bases de un crecimiento mayor, menor desempleo, combatir la inflación y endurecer la política monetaria para la consolidación fiscal, sobre todo si el entorno externo sigue mejorando.

Rouhani ha asumido un país en una grave crisis interna y una complicada situación externa. La tensión con Occidente es clara. El enredo en Siria es muy costoso. Hay un profundo resentimiento por las malas condiciones económicas, por el resultado de las sanciones y porque el Estado no puede beneficiarse de sus recursos naturales por su política exterior. El desempleo, del 20%, crece, y el coste de vida ha pasado a ser intolerable.

Las sanciones han tenido un efecto devastador. El PIB se contrajo un 1,3% en 2013. El Rial ha perdido más de dos tercios de su valor,  los precios de los alimentos han aumentado hasta un 70%. Al mismo tiempo, las exportaciones de petróleo por las sanciones han caído a un mínimo en 30 años, y los ingresos cayeron un 27% en 2012, a pesar de los altos precios del petróleo. Las pérdidas son de 172.000 millones dólares, los temores de una creciente indignación popular y no de las amenazas han obligado a Teherán a llegar a un acuerdo con Occidente, y detener parte de su programa nuclear.

Irán tiene una política pragmática para restablecer las relaciones con sus vecinos y gestionar sus enormes recursos naturales para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos..
El acuerdo puede ser un mal negocio para algunos, pero no necesariamente para toda la región. Porque apostar por la paz en lugar de la destrucción siempre será más rentable.

Expansión, Ed.Catalunya, Opinión,  Miércoles 30 abril 2014

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